viernes, 1 de noviembre de 2013

Violencia de género

"En lo que ella se daba la vuelta, él cogió el cuchillo que minutos antes había usado para untar el pan con mantequilla, y con toda la furia inyectada en sus ojos, y con toda la rabia concentrada en un puño, clavó con fuerza el arma sobre el pecho de su compañera. Sus ojos se abrieron, sus miradas se cruzaron, el caos y la incomprensión revoloteaba asustada entre las lámparas de la cocina. Ella no podía comprender cómo aquella respuesta había supuesto, en una milésima de segundo, tremendo desenlace. Su blusa comezaba a teñirse de sangre, su corazón latía aceleradamente con un chute de adrenalina que pronto acabaría con su agonía. Trató de sacar aquel cuerpo extraño que la atravesaba tan certeramente, pero no podía. Le miró una vez más, sin tiempo de comprender, sin esperanzas. Él la cogió del pelo. Aquella mirada aun guardaba esa hispa vital que tanto le enfurecía, esa felicidad innata que antes amaba y que ahora era el fruto de todos sus miedos y odios. La empotró contra la pared, fracturándole en cráneo una y otra vez hasta ver perderse esa mirada, mientras las manos de ella imploraban un último aliento."
Esta historia no es real, pero podría serlo. Desde esta historia se pide a las mujeres: madres, hijas, hermanas, abuelas, tias, esposas, y con ellas se pide a todos los hombres por igual, que luchen contra la violencia de género. Contra el maltrato, tolerancia cero.

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