"La Laguna: la destrucción de una ciudad Patrimonio de la Humanidad".
Álvaro Santana Acuña
Historiador y sociólogo. Universidad de Harvard.
En 1999 la UNESCO inscribió el centro histórico de La Laguna en su
lista de bienes Patrimonio de la Humanidad. Entre los 981 bienes de la
lista actual figuran la Gran Muralla china, la Ciudad del Vaticano, el
Gran Cañón del Colorado y las orillas del río Sena en París (desde la
Torre Eiffel hasta la Iglesia de Notre Dame). Sólo bienes con un “valor
universal excepcional” son inscritos en dicha lista.
El “valor”
de La Laguna radica en ser una ciudad abierta urbanística y socialmente.
Fundada en 1496, fue la primera ciudad europea de conquista construida
sin murallas fuera del continente. Además, sus fundadores rechazaron las
calles estrechas y laberínticas de la ciudad medieval y eligieron las
vías anchas y rectilíneas de la ciudad renacentista. También se
entremezclaban las casonas señoriales de las clases altas con las casas
terreras y sobradadas de las clases medias y bajas. El objetivo era
levantar una urbe socialmente más democrática, donde conviviesen en una
misma calle o plaza diferentes clases. Por eso, la UNESCO inscribió el
centro histórico en su conjunto (trama, parcelario y más de 600 casas).
Ese conjunto ejemplifica una manera nueva de entender la ciudad en el
siglo XVI.
Catorce años después de su inscripción en la lista, el
centro lagunero sufre una de las transformaciones más profundas y
violentas de su historia. Detrás de la cortina de humo de la
peatonalización de algunas calles se esconde la violación sistemática de
las directrices de la UNESCO y las leyes de patrimonio nacional y
canario. Alegando la falta de personal cualificado, la alcaldía
nacionalista decidió privatizar la gestión del centro histórico,
adjudicándosela a la multinacional A.U.C. Esta empresa privada redactó
el Plan Especial de Protección. Tras la aprobación del Plan en 2005, ya
no existe ni una sola manzana del centro que no haya sido alterada
irreversiblemente. Las transformaciones más graves incluyen la
descatalogación de más de 100 casas protegidas, la mutilación de
callejones del siglo XVI, el derribo de las viviendas más
representativas de la arquitectura doméstica canaria (las casas
terreras), las reformas irreversibles de monumentos (p.ej. la sede de la
Real Sociedad Económica) y el atentado en el corazón de la ciudad nueva
de 1500, la plaza del Adelantado, con la construcción de edificios
irrespetuosos hacia la arquitectura histórica lagunera.
También
hay graves transformaciones sociales. El Plan de 2005 favorece el
declive del rico patrimonio de pequeños y medianos comercios locales,
pues fomenta la competencia desleal de las franquicias. Al volverse La
Laguna un destino turístico internacional, el número de franquicias se
ha multiplicado por diez desde 1999. En 2011, de ser un centro histórico
con comercios de cercanía que cubren las necesidades de sus habitantes,
ha pasado a ser el área urbana con la mayor concentración de
restaurantes, cafeterías, tascas y terrazas de Canarias; ninguno de los
destinos turísticos de masas del sur de Tenerife o Gran Canaria supera a
La Laguna.
En definitiva, la alcaldía ha usado el título de
Patrimonio de la Humanidad para aniquilar los valores urbanísticos y
sociales de La Laguna. En consecuencia, un número creciente de
ciudadanos y expertos exigen una gestión pública y participativa del
centro histórico, como en otras ciudades Patrimonio de la Humanidad.
Publicado en Revista Canarii (Marzo 2014).
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